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Tel Aviv – Yafo,… “arquitectura y finanzas”



Tel Aviv-Yafo, usualmente llamada Tel Aviv, es la segunda mayor ciudad de Israel con una población estimada de 404.400 habitantes. Con una superficie de 51,4 km², la ciudad está situada en la costa mediterránea de Israel. Se trata de la mayor y más poblada ciudad en el área metropolitana del Gush Dan, el hogar de 3.325.700 de personas. Tel Aviv, establecida en julio de 1906, fue fundada oficialmente el segundo día de Pésaj de 1909, en las afueras de la antigua ciudad portuaria de Jaffa. El crecimiento de Tel Aviv hizo que pronto superara a Jaffa en población; finalmente, ambas ciudades se fusionaron en un solo municipio en 1950, dos años después de la creación del Estado de Israel. Desde 2003, su «Ciudad Blanca» de arquitectura Bauhaus fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, ya que comprende la más grande concentración edificios del Movimiento Moderno del mundo.

Es el centro de la economía global israelí, el hogar de la Tel Aviv Stock Exchange y muchas oficinas corporativas y centros de investigación y desarrollo, referencia de la zona conocida popularmente como "Silicon Wadi". También está considerada la capital cultural israelí debido a su carácter cosmopolita y moderno y un importante centro de artes escénicas. Sus playas, cafés, tiendas de lujo y estilo de vida secular, la han convertido en un popular destino turístico. En el 2008, una encuesta de la consultora Mercer sobre el costo de vida, clasificó a Tel Aviv como la ciudad más cara en el Oriente Medio y la 14ª más cara del mundo.

Tel Aviv es la ventana mediterránea por la que Israel se asoma al siglo XXI, aparte el secreto a voces de sus ciudades milenarias, con Jerusalén a la cabeza de ellas. Es Tel Aviv una capital fundada con el modernismo mirando a la modernidad de Occidente. No en vano, el 12% de su población actual, unas 360.000 almas, llegaron del exterior, allá por los años noventa.

 Tel Aviv nació con el sueño profético de la Bauhaus, desde un punto de vista pagano. También supuso el mayor desafío para los diseñadores urbanos del movimiento “Garden City”, partidarios de buenos pulmones de oxígeno para cualquier ciudad del futuro. Máxime teniendo en cuenta que, para deshogar la ocupación de Yafo, que con el tiempo acabó en su demarcación municipal, trazaron los planos de Tel Aviv en la geografía sionista de lo que se conoce como “Silikon Wadi”. El término semítico “wadi” se traduce como “río”, pero además establece parentesco fonético con la voz anglófona “Valley”.

Silikon Valley se denomina la zona californiana donde hicieron fortuna los pioneros del negocio on line y las novísimas tecnologías. Silikon Wadi se llama la tierra de promisión, en el Creciente Fértil, donde el “milagro” de la edificación y economía israelíes se hizo más patente. Y, por las mismas, dado el clima tropical del que disfruta, Tel Aviv significa literalmente “La Colina de la Primavera”, más por las vistas que el promontorio de Jaffa ofrece de ella que por su altitud.

    Ben Gurion decretó en Tel Aviv la creación del estado israelí, hace sesenta años, estableciendo allí su capital provisional durante dos años, hasta ver el momento de trasladarla a Jerusalén. Desde entonces, no sólo Tel Aviv se postuló como motor de las finanzas y el desarrollo económico israelí, en el centro geoestratégico del país, sino además como pirámide de población sostenida, en una latitud donde el término pirámide alude sólo a monumentalidad histórica… No tendrá Tel Aviv un patrimonio que mueva a peregrinación turística o religiosa, pero a cambio apuesta por la confianza en el futuro de la “medina” a la occidental.  

 Más que las áreas de skyline, en Teal Aviv, a vista de pájaro llaman la atención las barriadas de casa cuadrangular con techo blanco, modelo bahuaus, exportado por los arquitectos europeos que huían de la persecución nazi. De ahí el sobrenombre de “ciudad blanca” que ganó Tel Aviv, cuyo caserío contemporáneo viene a ser Patrimonio de la Humanidad desde el año 2003 y no por la kasbah encalada que incluye su perímetro, con el callejero secular de Jaffa. Porque allí son 1.500 las edificaciones que atienden, con bastante espíritu armónico, a lo que se denominó Internacional Style, años treinta. Y eso con independencia de los datos que sitúan la capital israelí en la órbita del Libro Guinness. Su parque denominado Iarkon supera las 350 hectáres que mide el Central Park neoyorkino, a la hora de ofrecer esparcimiento a la mayor concentración de ciudadanos que presenta el estado sionista. Y para que sus desplazamientos religiosos, laborales o personales se presenten fluidos, también Tel Aviv ha puesto en funcionamiento la terminal de autobuses interurbanos más grande del mundo. .

    Sesenta fincas constituyeron allá por 1909 el núcleo fundacional de Tel Aviv, rifadas entre los clanes emigrados de Yafo, localidad con baja calidad de vida, sobre la que pesaba además el decreto Muhram, que pedía a sus habitantes cambiar de domicilio anualmente.. Así que el segundo día de Pésaj, ese mismo año, ya podían ocupar sus casas, gracias a las construcciones de la cooperativa Ajuzat Bait, que dio originalmente nombre al barrio seminal de Tel Aviv. Si bien la decisión de fundar Tel Aviv se tomó tres años antes, durante la Convención de Judíos en Yafo, se ha tomado de común acuerdo la fecha de 1909, a partir de la cual festejar los aniversarios oficial de la ciudad. Una urbe que enseguida contempló en torno a sí el nacimiento del fenómeno kibutz y terminó expandiéndose sin perder el norte ni el “lejano oeste”, del que comenzaron a venir al poco familias del éxodo judío. Al norte, Tel Aviv se desarrolló residencialmente, en tanto su industria apuntaba hacia el oeste, salvando la prohibición de establecer ningún tipo de factoría en el barrio que le dio origen.

 Tel Aviv, a día de hoy, brilla con luz propia, bajo el sol mediterráneo que incluso reverbera en su caserío blanco. Y, en lo tocante a vida cultural, atesora no sólo la gran Casa de la Ópera, sino además los museos más importantes del país, dedicados al arte moderno, el diseño gráfico y fotografía, así como a la rica etnografía  hebrea en el denominado Museo Eretz. De ahí que, ya en tiempo real, el barrio de Kerem aglutine en la metrópoli israelí restaurantes yemenitas, los cafés rusos sirvan vodka helado en las inmediaciones de Allenby y el humus haga fortuna entre las callejas periféricas de Yaffa, en tanto la calle Sheinkin reúne a los judíos más ortodoxos, frente a los escaparates de la ultima moda. No, en absoluto la cocina kosher manda en la ciudad.

   Poco sorprende, por tanto, que entre las ciudades del mundo con las que suscribió hermanamiento se encuentre incluso la Franja de Gaza, aparte de ciudades culturales del Asia Menor como El Cairo o Esmirna, así como de capitales bajo higthlight futurista, caso de Moscú y Nueva York, Almaty, Milán y Colonia. Además, Tel Aviv puede presumir de laicismo en sus calles preferentemente comerciales, no lejos de las cuales se mantiene la embajada americana, única que no emigró de Tel Aviv a Jerusalén, con  la capitalidad del país. Incluso presume Tel Aviv de tolerancia sexual, llegados al Medio Oriente, desde donde su equipo de baloncesto, el Macabbi, compite en eurocopas. Ahí es nada el circuito de clubs, discotecas y bares que mantiene Tel Aviv insomne.. Y los desfiles anuales en el Día de su Orgullo Gay. Si no existiera la ciudad de Tel Aviv habría que inventarla...

Tel Aviv es la ciudad con más arquitectura Bauhaus. Hay más edificios construidos al estilo Bauhaus que en cualquier otro lugar del mundo, incluyendo cualquier ciudad de Alemania. El estilo fue llevado en los 30 por arquitectos judíos europeos que huían del régimen nazi. Desde 2003, "La Ciudad Blanca" es considerada patrimonio de la humanidad, y son más de 1500 los edificios International Style contabilizados y sujetos a distintos planes de restauración y preservación. A pesar de un brote de nuevos estilos arquitectónicos –incluyendo modernos rascacielos– el modelo dominante de Tel Aviv desde el aire sigue siendo la profusión de "pequeños edificios con forma de caja y techo blanco plano" que reflejan la tradición Bauhaus de la ciudad, muchas de cuyas doctrinas han sido integradas en la arquitectura contemporánea en todo el mundo. En Tel Aviv se encuentra el parque Iarkon, que es el parque más famoso de Israel. Es incluso más grande que el Central Park de Nueva York (350 hectáreas). Tel Aviv tiene la estación de autobuses más grande del mundo.

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